Wednesday, April 10, 2013

La ruta a Ciudad La Paz"3"

Dónde se encuentre la verdadera paz


Pedro: ¡Excelente! Pero ¿quieres decir que nadie en Ciudad La Paz nunca se preocupa de llegar a la indigencia por medio de tal liberalidad?
Juan: No, Pedro, los residentes de Ciudad La Paz han identificado a sus enemigos y les evaden categóricamente. Esos enemigos son nombrado señor Temor-de-la-pobreza, señor Preocuparse-del-futuro, señor Avaro y señor Amor-del-oro.[72] Esos cuatros se presentan como varones razonables y vienen cada rato para dar ominosos avisos a la gente de Ciudad La Paz. Ellos procuran nublar la robusta fe de los residentes con la cortina de la razonabilidad. Sin embargo, ellos no andan confiando en Dios y la gente de Ciudad La Paz lo comprende. Esos residentes de la ciudad son mansos como paloma pero astutos como serpiente y no permiten que aquellos “razonables” les desvíen.[73]
Esos cuatro hombres, señor Temor-de-la-pobreza, señor Preocuparse-del-futuro, señor Avaro y señor Amor-del-oro, son ladrones y desean sobre todo robar a los demás de su sencilla fe en Dios. Pero la gente de Ciudad La Paz han ungido los ojos con colirio y no se decepcionan.[74]
Pedro: Muy bien. Pero razonemos un ratito. Pueden llegar tiempos graves. Podemos enfermarnos. Cualquier gravedad puede tumbarnos. Por eso, es razonable ahorrar para el futuro. Todos sabemos que se considera honorable y justo posesionar cosas materiales. Hasta la Biblia misma dice que es más bienaventurado dar que recibir y el que no provee para los suyos es peor que infiel. ¿No sería necio desvestirse a sí mismo para vestir al otro? ¡Seas sensato y pensarlo bien!
Juan: Temo, amado Pedro, que el espíritu de este mundo te haya cegado. ¿Sería justo dejar a ayudar a los necesitados solo para amontonarse dinero para lo posible de mañana, que quizás nunca venga? ¿Para asegurarse de incidentes y perdidas que no han llegado y quizás nunca lleguen? Claro, pueden venir circunstancias difíciles. Pero en aquellos tiempos son los pobres que sufren más. Creo que otro enemigo te haya enredado—ese enemigo se llama señor Deseo-mucho.
El señor Deseo-mucho siempre se fija en lo que él mismo necesita y el porqué no se le conviene compartir con los otros en la actualidad. Ese señor tiene un gusto muy grande y siempre está en busca de algo nuevo para comer, vestirse, hacer lucir sus pertenencias o mejorar sus bienes. Pero el mismo señor Deseo-mucho es el responsable de crear las injusticias sociales, las cuales dejan la mayoría en la pobreza a razón de la avaricia y la vida lujosa de los pocos.
La gente de Ciudad La Paz expulsaron hace mucho tiempo al señor Deseo-mucho, y el señor Amor-de-la-misericordia le ha reemplazado. Debido a ello, Dios también les ha concedido la misericordia.[75]
Tú dices que se puede enfermar. Es verdad. Pero Pedro, ¡me parece que tiras al suelo tu confianza en Dios!
Los residentes de Ciudad La Paz comprenden que cualquier incidente indeseado les pueda agarrar, pero no temen a razón del versículo que dice “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae.”[76] Así, Pedro, la gente de Ciudad La Paz pasan por todo que viene con Dios, pese a que las circunstancia estén a veces contrarias.
Tú dices que más bienaventurado es dar que recibir. En esto estás correcto, y los habitantes de Ciudad La Paz lo reconocen. Por esta misma razón ellos regalan a Dios y a los necesitados en su alrededor. Pero la persona no es capaz dar en cada ocasión. A veces a Dios le agrada que nosotros tengamos a recibir y hemos de ser lo suficiente humildes para cumplirlo con gracia. En todo debemos decir igual que dijo Job: “El Señor ha dado, el Señor ha quitado. Bendito sea el nombre de Dios.”
Tú haces mención de nuestra responsabilidad de cuidar a los nuestros. En eso la gente de Ciudad La Paz se esfuerzan para cumplir. Asumen muy en serio la responsabilidad de padres y madres de criar a los hijos en disciplina y amonestación del Señor, enseñándoles sobre todo a seguir en las pisadas del Rey en la humildad, la abnegación y el amor. Ellos enseñan a los hijos a usar con sabiduría el tiempo y no malgastarlo en búsqueda de vanidades. De igual modo, les entrenan en cómo crucificar el deseo de las baldías para que tengan la capacidad de ayudar a los otros. Cada familia de Ciudad La Paz prefiere comer pan seco que hacer fiesta en una casa llena de carne donde reinan las riñas y la división.[77]
Todo afán en Ciudad La Paz se centra en edificar a la comunidad de los santos, que es la casa de Dios. Todos los residentes con gozo sufren desperdicios para que los otros puedan vestirse y comer. Cumpliendo esto, hallan contentamiento perfecto. Su conciencia está limpia y andan con paz en el alma.[78]
—Pedro Pietersz van de Rijp, 1625 d.c.
[1] Esdras 7:7, Mateo 7:14
[2] Lucas 13:22, Gálatas 5:20, Efesios 4:22, Colosenses 3:8
[3] Hechos 1:2, 1 Pedro 2:5
[4] 1 Corintios 3:11
[5] Salmo 46:4
[6] Gálatas 5:22
[7] Mateo 3:11, 1 Corintios 15:8
[8] Daniel 7:27, Lucas 1:29
[9] Mateo 22:38
[10] Romanos 13:9, 1 Corintios 13
[11] Filipenses 2:4
[12] Efesios 5:5
[13] Mateo 19:22, 1 Timoteo 6:10, Colosenses 3:5
[14] Gálatas 3:27, 2:21
[15] Mateo 8:20
[16] Efesios 1:11, Colosenses 1:3, Hechos 1:11, Marcos 16:19, Juan 14:5
[17] Apocalipsis 1 and 2
[18] Filipenses 2:5, Salmo 15:6, 24:4, 1 Tesalonicenses 5:24
[19] Mateo 23:26, 2 Samuel 20:9, 1 Corintios 14:4, Lucas 18:11, Deuteronomio 10:3
[20] Mateo 5:40
[21] 1 Corintios 6:7, Romanos 12:12, Proverbios 9:6
[22] Mateo 11:29
[23] Santiago 3:16, 1 Corintios 6:7
[24] Efesios 4:28
[25] Josué 5:8
[26] Juan 3:19, 2 Pedro 2:13
[27] Juan 9:4
[28] Jeremías 17:5
[29] Lucas 12:19
[30] Lucas 6:25
[31] Mateo 6:24, Lucas 12:19
[32] 1 Timoteo 6:9
[33] Eclesiastés 31:6, 1 Corintios 6:6
[34] Amos 8:5, Eclesiastés 35:6
[35] 2 Corintios 8:10
[36] Mateo 6:19, Lucas 12:23
[37] Marcos 10:23, Mateo 19:23
[38] Colosenses 3:2
[39] 1 Timoteo 6:5
[40] Filipenses 3:7
[41] Salmo 24:1, 50:10, Lucas 16:1, Salmo 62:11, Mateo 6:11, Eclesiastés 29:11, 31:8
[42] Lucas 12:33, Filipenses 3:20, Lucas 10:20, Filipenses 5:3
[43] Zacarías 2:5
[44] Salmo 55:3, 121:4, 34:8, 11
[45] Job 31:24, Lucas 12:20, Mateo 6:32
[46] Mateo 6:26
[47] Hebreos 13:5
[48] 1 Pedro 5:7, Salmo 55:23
[49] 2 Corintios 6:18
[50] Isaías 40:15
[51] Salmo 37:5, Mateo 14
[52] Juan 6:13, Hebreos 11:1, Salmo 46:2
[53] Salmo 3:9, 23, 73:25
[54] Salmo 19:2, 148.6
[55] 2 Tesalonicenses 3:11, Efesios 4:38
[56] 1 Corintios 9, 2 Tesalonicenses 3:12
[57] Tito 2:12, 1 Pedro 3:3, 1 Timoteo 2:9
[58] Mateo 11:29
[59] Filipenses 2:7, Mateo 11:27, 22:5
[60] Lucas 14:18, 1 Juan 2:16
[61] Filipenses 4:11
[62] Filipenses 3:19, Romanos 19:8
[63] Salmo 73:25
[64] 2 Corintios 4:16-18, Hebreos 11
[65] Lucas 16
[66] Lucas 9:58
[67] 1 Timoteo 6:17
[68] 2 Corintios 9:7, 1 Corintios 7:30
[69] Mateo 5: 17, 19:29
[70] 2 Corintios 5:14, Apocalipsis 1:5, 1 Pedro 1:19
[71] Hebreos 2:12, 1 Juan 4:6-8
[72] Mateo 6:31, Lucas 12:30, Eclesiastés 31:5
[73] Mateo 10:16, 24:4
[74] Apocalipsis 3:18
[75] 2 Corintios 8:12
[76] Jeremías 17:7, Salmo 1:3
[77] Proverbios 17:1
[78] Isaías 58:7, Mateo 25:36
Primera parte.
Segunda parte. 

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