Thursday, April 4, 2013

La disciplina y la compasión

La disciplina y la compasión
La disciplina es una parte inseparable al tema de la educación de los hijos y de la administración de la iglesia. Pero digo, ¡disciplina fuerte! Los consejos del libro de Proverbios cuando se refieren a disciplina son enfocados a los hogares y a la iglesia de Cristo. Cualquier hogar o iglesia sin disciplina tendrá muchos problemas. Pero si mezclas la disciplina rígida con la compasión, tendrás, por decirlo así, una bomba atómica para ganar a la gente. Imagínate a Jesús entrando a Jerusalén. ¿Que pasaría por la mente de sus discípulos, mientras él limpiaba el templo, a sabiendas que Jesús, el hombre que tenía el látigo y las cuerdas en sus manos, anteriormente había llorado por la ciudad? 
Por alguna razón, muchos “profetas” de hoy en día únicamente tienen reputación de ser acusadores con labios y dedos. Esto se debe a que muchos de ellos son específicamente “profetas” auto-nombrados. Pero considera el caso de Jeremías. Sus escritos son acusaciones contra la idólatra, adulterio y desvío del pueblo judío. Ahora bien, fíjate en el mensaje central del libro de Jeremías. En cada uno de sus capítulos hallarás el mensaje de Dios: Él aún espera que su pueblo se vuelva de su proceder. ¿Y Jeremías? “...En secreto llorará mi alma a causa de vuestra soberbia; y llorando amargamente se desharán mis ojos en lágrimas, porque el rebaño de Jehová fue hecho cautivo” (Jeremías 13:17). ¡Por ello le llaman el profeta llorón!
Hasta un hombre carnal puede ver la gran apostasía de la que estamos rodeados. Pienso aun, que hasta un ciego podría verla. No se necesita ser profeta para darse cuenta de los errores que tiene la mayoría de iglesias. Pero sí se tiene que ser un profeta ungido para denunciar la apostasía; además de experimentar lágrimas compasivas en sus ojos. ¿Qué dijo Jeremías: “Te calumniaré ante otros por tus pecados” o “En secreto llorará mi alma”?
¿Dijo: “Les advertí y no hicieron caso” o su corazón sentía punzadas al ver a los judíos en cadenas a razón de su pecado?
A veces tratamos de hacer a Dios a nuestra propia imagen, en vez de conformarnos nosotros a la imagen de él. Tomamos nuestra propia personalidad y con ella maquillamos una imagen a la cual consideramos Dios. Luego, formulamos ciertas ideas de el cómo Dios actuaría bajo ciertas circunstancias. ¡Ten cuidado de no hacer imagen alguna ni ninguna semejanza con respecto a Dios!
 
Condenación
Lo contrario a compasión es condenación. El significado literal de compasión es “sentir o sufrir con”. Pero Satanás está lleno de condenaciones y es conocido como “el acusador de nuestros hermanos”.
 
Cómo asegurarte que para tus hijos sea difícil relacionarse con otros
Éste es un subtítulo largo, pero déjame mencionarte algunos métodos para cumplir el mismo. Figurativamente: Para el desayuno, asegúrate de nutrir el corazón de tus hijos con “Bautistas hervidos”. Para el almuerzo, regresa al tema y dales “Puré de Metodistas” con “Rebanadas de Adventistas del Séptimo Día”. La cena puede ser “Chuleta de Iglesia de Cristo”. Cocina a los católicos en cada devocional familiar, asegurándote de aclarar cuán nefastas son sus erróneas doctrinas de la transubstanciación y de la adoración a María. Tal vez para el día siguiente puedes, en el almuerzo, mostrarles como en el gobierno los trabajadores son demasiado flojos, y cuán ineficientes y avaros son sus administradores. Para la cena, muéstrales como tu vecino cuida mal su granja...
“Pero espera un momento” puedes decirme, “¿todo eso no es verdadero?”
¡Claro que sí! Yo conozco muchas de las fallas en los grupos, iglesias y organizaciones anteriormente mencionadas, y no deseo que mi pequeño hijo tenga que ver algo con ellas. Y, estas verdades se les deben enseñar a nuestros hijos. Pero, si alimentas a tu hijo con tal dieta, puedes estar seguro que él jamás será capaz de relacionarse con tal gente, ni con nadie. Y si tu hijo jamás ve una pizca de compasión en ti, esto pone peor la cosa. Sí, cierto es que debe haber tiempo y lugar para que le muestres a tu hijo los errores del cristianismo actual. Ese tiempo y lugar puede (y debe) ser cuando ambos estén de rodillas, y tú intercedes con lágrimas rodando por tus mejillas por ese tipo de gente. Tu hijo se levantará de su posición sabiendo que debe evitar los peligros de la mundanalidad, y que debe ayudar a aquellos que han caído en ese error. Se sabe que si un niño crece en una ambiente de condenación hacia los demás, y especialmente operados de parte de sus padres, él crecerá luchando con malos sentimientos en su propio corazón. Yo creo eso porque lo he visto. Tendrá un constante sentimiento acusador diciéndole que nadie es bueno ni digno de confianza. Cosechamos lo que sembramos, y nuestros hijos también cosechan lo que les sembramos. Y, como dijo cierto profeta, si sembramos viento, cosecharemos un torbellino. Gracias a Dios, esto también es cierto del lado positivo. Siembra en el Espíritu, y tu hijo contigo mismo, cosecharán bendiciones espirituales.
 
Y regresamos otra vez a David
Dejamos a David mostrando su compasión a Saúl. Saúl conocía su pasado. No había olvidado la lanza con la que quiso matar a David. Ahora, supón que David hubiera intentado matar a Saúl en la cueva. Y supón que David, de alguna manera, hubiera fracasado y solo hubiera herido a Saúl, escapando aquél por la entrada. Después de correr hacia fuera, le hubiera hablado a Saúl y le hubiera dicho:
“Saúl, el Señor juzgue entre tu y yo. Soy inocente. ¿A quien persigues?, ¿a un perro muerto?”
Me imagino la respuesta que Saúl le hubiera dado. “Sí, David, ¡voy a matarte lo más pronto posible!” Pero...
David perdonó a Saúl. Y Saúl se arrepintió de su persecución (por un rato), y dijo algo que tal vez ya sabía, pero que en ese momento era real: “Y ahora, como yo entiendo que tú has de reinar, y que el reino de Israel será en tu mano firme y estable”.
 
¿Te gustaría ser un rey? ¿Y tener firme y estable el reino de Dios en tu mano, para cederlo a tu hijo?
Dios puede hacer realidad esto, a través de un proceso conocido como el nuevo nacimiento. Tu antigua naturaleza tiene que morir, y Dios la reemplaza con una nueva: la suya. Su presencia llena luego tu corazón, haciendo nuevas todas las cosas. La compasión después manará naturalmente, como el agua sale de los manantiales. ¿Un milagro?  ¡Sí, un milagro!
¡Aleluya!
Por favor ore por mí, el autor; para que reciba yo nuevos bautismos de esta compasión, siendo así lleno de la presencia de Dios, el Creador; quien es Vida Eterna. No hay otro camino más que él.

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