Tuesday, May 14, 2013

¡Huye! ¡Sigue! ¡Pelea!

               ¡Huye! ¡Sigue! ¡Pelea!
luchador
Mas tu  oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad la fe el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna. I Timoteo 6:11-12

Estamos viviendo tiempos difíciles, el mundo esta convulsionando tanto social y políticamente la mayor parte de la economía mundial esta en crisis. No es una cosa difícil darse cuenta, que tenemos que guardar nuestro corazón si queremos mantenernos en la batalla, que debemos ver más allá de de las cosas malas, y derribar los ídolos que nos estorban (incluso, si estos ídolos somos nosotros mismos).


Cuando Pablo escribió esta carta a Timoteo, le estaba advirtiendo acerca de los problemas de la iglesia que pastoreaba y la cultura que la rodeaba; esas mismas luchas son las que enfrentamos hoy en día, pero el acontecer que nos agobia y nos mantiene absortos puede desconcentrarnos del llamamiento que hemos recibido.


Pablo, advierte a Timoteo de:

¡Huir! ¿De qué?
1. De las vanas palabrerías.
2. Del amor al dinero

Hombres corruptos habían transgiversado la verdad y habían querido sacar provecho de lo mismo (I Timoteo 3-4,10). Pablo, anima al joven Timoteo a no caer en las platicas es estas personas, que lo único que hacían era confundir a los creyentes y que el final de ellos era dolor.

Si no huimos a tiempo, será imposible que podamos seguir, pues seremos enredados por falsas doctrinas y caeremos en las vanas palabrerías que escuchamos,  repitiendo y contaminando lo que a alguien se le ocurrió en base a su conocimiento, no al conocimiento de Dios.

¡Seguir! ¿El qué?

1. La justicia

2. La Piedad

3. La fe

4. El amor

5. La paciencia

6. La mansedumbre. 


Todas esta cualidades las vemos manifiestas en Jesucristo. Jesús, dijo en Mateo 10:38: El que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.” Es por la gracia de Dios que somos capaces de seguir en la batalla. Es por Èl que vale la pena mantenerse en pie y luchar hasta nuestro último aliento.


¡Pelea! ¿contra qué?

Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales. Efesios 6:12


Nuestra lucha no es contra alguien, sino contra el mal que nos acecha. El daño puede ser colateral. Nuestros hijos, nuestros matrimonios y nuestras iglesias. El enemigo está luchando duro para desestabilizarnos. La buena batalla de la fe merece ser peleada con valor y determinación en el galardón que nos espera en la vida eterna.


Haz un compromiso de pelear con entusiasmo valeroso en el cuerpo de la Iglesia de Cristo. ¡HUYE! ¡SIGUE! ¡PELEA!



Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. II Timoteo 2:5

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