¿Quiénes de verdad siguen a Cristo?
Un verdadero discípulo de Cristo so sólo admira lo que él hizo, sino está
dispuesto a imitar en todo a su maestro; según leemos: El que dice que
permanece en él, debe andar como él anduvo (1Jn. 2:6). Aunque el
mundo ha estado lleno de admiradores de Jesús, a quien le cantan y vitorean; son
demasiado pocos los que están dispuestos a imitarle efectivamente, como lo
enseña el apóstol Pablo: Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo (1Co.
11:1). No basta, pues, con hablar de su abnegación y renuncia, porque Él
demanda lo mismo a quienes le siguen: ...si alguno quiere venir en pos de
mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame... Porque ¿qué aprovechará
al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiera su alma?... (Mt. 16:24,26).
Note usted que para alcanzar a Cristo y su salvación hay que estar también
dispuestos a perder las glorias que este mundo ofrece.
Cuando Cristo se refería a los ricos, decía: ...¡cuan difícilmente
entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! ...Más fácil es pasar
un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
Ellos se asombraron aun más, diciendo entre sí: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?
(Mr. 10:23,25-26). Aunque muchos han pretendido atenuar el contenido de
estas palabras, note usted que aun sus discípulos -sin ser ricos- dijeron:
¿quién podrá ser salvo? lo cual quiere decir que la inclinación de los
muchos a la avaricia -deseo de tener más- es común en la raza humana.
¿A quiénes mira Jesucristo?
Los ojos de Jesús nunca se dirigieron a las grandes ciudades ni a los ricos,
porque no necesitan de Dios; los dioses de ellos son otros, según leemos:
Porque escudo es la ciencia y escudo es el dinero... (Ecl. 7:12).
Respecto a la ciencia, dice: ...evitando las profanas pláticas sobre cosas
vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, la
cual profesando algunos, se desviaron de la fe... (1 Ti. 6:20-21)
y respecto al dinero, dice: ...el amor al dinero, el cual codiciando
algunos, se extraviaron de la fe... (1 Ti. 6-10). Note, que ambos cosas
desvían a los hombres de la fe. Resuelta antagónico el surgimiento de grupos
cristianos que promueven el poder político y la prosperidad económica como señal
de la bendición de Dios, bajo este punto de vista, tanto Cristo como Pablo y
demás discípulos vivieron bajo maldición, pues rechazaron la gloria de los
hombres para vivir como pobres. Léase: ...ni pongan la esperanza en las
riquezas, las cuales son inciertas... Que hagan bien, que sean ricos en
buenas obras... que echen mano de la vida eterna (1Ti. 6:17-19). No
basta con admirar a Jesús, ni siquiera con entender su doctrina; hay que seguir
su ejemplo, si es que valoramos más la vida eterna que la vida en este mundo.
¿Lo entiende usted?
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