¡Guardémonos de andar a la deriva!
7. Inactividad
Un cristiano inactivo es
un cristiano que va a la deriva. El trabajo es necesario tanto para la salud
espiritual así como para la física. El agua sin movimiento se estanca, y se
convierte en lugar de reproducción de larvas. Si “el agua de vida” en el corazón
de un cristiano no está manado hacia otros, entonces lo indeseable va a crearse.
Algunos han pensado neciamente que ellos ya han servido al Señor Jesucristo lo
suficiente, que ahora merecen unas vacaciones. Las vacaciones espirituales
usualmente llegan a ser fatales. Aun una vida prolongada es demasiado corta para
servir al Señor quien dio su todo por nosotros. Si tú no estás activo por
Jesucristo, ponte a trabajar, y mantente ocupado hasta que él venga.
8. Olfateo religioso
“Andar husmeando” en
cualquiera de las sectas falsas, generalmente resultará en ser atrapado por
Satanás en alguna de ellas. Mantente apegado al camino de la Palabra de Dios.
Como un amigo mío acostumbraba a decir: “Si es nuevo, no es verdad; y si es
verdad, no es nuevo”. Hay miles de caminos que llevan al infierno, pero uno solo
es el que nos lleva al cielo: la entrega de nuestro corazón al Señor Jesucristo,
confiando solamente en Él, quien murió por nuestros pecados y resucitó para
nuestra justificación.
9. Vagabundos de iglesia
Ellos vagan de iglesia en
iglesia, y están siempre a la deriva. No quieren tener ninguna responsabilidad
en ningún lugar, ni quieren hacer nada. Una responsabilidad constante es una
fortaleza al alma. Todos los cristianos deben unirse inmediatamente a una
iglesia fiel a la Palabra de Dios, la cual les ayudará, y a la cual ellos pueden
soportar.
10. Amor al dinero
El amor febril al dinero
empuja a muchos a deslizarse. El deseo insaciable de tener más y mejores cosas
es la ruina de muchos. El Señor Jesús nos avisó: “Mirad, y guardaos de toda
avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes
que posee” (Lucas 12:15).
Y, los que se roban el
día del Señor, para conseguir más dinero, son iguales al vagabundo, a quien fue
regalado seis dólares por un hombre que tenía siete dólares. El mendigo luego lo
golpeó y le robó al donante el séptimo dólar. Los cristianos que hacen esto,
encontrarán que el dinero que ganan el día domingo les saldrá muy caro. Muchos
dicen que están demasiado cansados para ir a la iglesia el día del Señor, pero
casi nunca están demasiado cansados para trabajar y ganar dinero. Ponen al
dinero en primer lugar, y en segundo lugar a Dios. (¡La Biblia la llama
“idolatría”! Colosenses 3.5)
Algunos caen en la
tentación de utilizar métodos dudosos para ganar dinero. No es el dinero, sino
“el amor al dinero” (y las cosas que el dinero compra), lo que es “la
raíz de todos los males” (1 Timoteo 6:10. ¡Cuidado! Ama a Cristo de todo
corazón y obedece su amorosa voluntad. “Sean... contentos con lo que tenéis
ahora; porque Él dijo: No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5).
Ríndele todo a Dios. El te bendecirá.
11. El amor al placer
El mundo es muy
aficionado al placer. Aun muchos cristianos son “amadores de los deleites
más que de Dios” (2 Timoteo 3:4). Cualquier tipo de placer, o cantidad de
placer que quita vida o sabor a las cosas espirituales, es dañino. “Pero la
que se entrega a los placeres, viviendo está muerta” (1 Timoteo 5:6). Todos
necesitamos recreación, pero solamente para el bien del cuerpo y la mente, no
para gozarse de placeres. Y no debemos invertir el tiempo en recreación cuando
debemos estar en la iglesia. Después de haber estado en el mundo del trabajo
durante seis días, necesitamos “subir a tomar el aire” para nuestras almas en el
día del Señor. En tu corazón el Señor te dará “delicias a tu diestra para
siempre” (Salmos 16:11).
12. Cambio de residencia
El cambio de residencia a
un nuevo lugar, a muchos los empuja a deslizarse. ¡La gente no titubea en ir a
un establecimiento comercial desconocido, pero sí titubean al ir a una iglesia
diferente! Como la gente no les conoce en ese nuevo lugar, ellos piensan que no
habrá ningún problema si no van a la iglesia por algún tiempo. Habiéndose mudado
de anteriores obligaciones, algunas personas no quieren darse prisa en tomar
nuevas obligaciones. Esta es una trampa sutil. La tardanza es peligrosa. Si no
hacemos hincapié en congregarnos con los santos inmediatamente en la nueva
localidad, es probable que ya nunca lo vayamos a hacer. Y entonces la pérdida
será eterna, tanto para nosotros como para nuestros hijos. Busca una iglesia que
sea fiel a la Palabra de Dios y asiste allí.
13. Dejando de congregarnos
¡Dejar de congregarse en
la casa de Dios, es una de las causas y una clara prueba de que un cristiano se
esté deslizando! Ellos dejan la casa de Dios porque han perdido el calor de su
primer amor a Cristo. “Has dejado tu primer amor” (Apocalipsis 2:4). Y si
no amamos a Cristo lo suficiente para obedecer este mandato tan sencillo de
“No dejando de congregarnos” (Hebreos 10:25), no nos engañemos, pensando que
amamos al Señor lo suficiente para obedecerlo en otros puntos. Solamente vivir
una vida moral no es vivir para Cristo, sino para nosotros mismos. Para agradar
a Cristo, no solamente debemos mantener ciertas creencias, sino también debemos
obedecerlas. Y, Él nos ordena que no dejemos de congregarnos.
Muchos dicen: “Yo puedo
ser tan excelente cristiano aun quedándome en casa”. No es así. Los que dicen
eso están demostrando que son perezosos, egoístas y cristianos desobedientes, si
es que en realidad son cristianos. A ellos no les importa si los cultos se
celebran o si la obra de Dios prospera, o no. Si un padre o madre se olvida de
su familia, o si un soldado se olvida de sus obligaciones, ellos son culpables.
Si un cristiano deja de congregarse a razón de su flojera, él es culpable
delante de Dios. Y, nosotros abandonamos la casa de Dios, cuando, pudiendo ir,
no vamos. Para muchos, cualquier excusa es suficiente para mantenerse alejados
de la iglesia. Un cristiano obediente es feliz en asistir a todos los cultos que
le son posibles, domingo en la mañana, domingo por la noche, cultos entre
semana, etc. Él se goza en ello, crece y da fruto.
A una mujer lisiada que
se arrastraba sobre dos bastones, se le preguntó cómo le hacía para asistir
fielmente a la iglesia. Ella contestó: —Mi corazón llega primero, y mis piernas
paralizadas lo siguen.
Muchos cristianos son
exactamente lo opuesto a este caso. Tienen buenas piernas, y aun automóviles,
pero sus corazones espirituales están paralizados. Por lo tanto ellos no hacen
caso al mandamiento del Señor Jesucristo acerca de “no dejando de
congregamos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más,
cuando veis que aquel día se acerca” (Hebreos 10:25).
El Señor viene. No te
deslices. No dejes de reunirte con los hermanos. “Y tú serás echado de menos,
porque tu asiento estará vacío” (1 Samuel 20:18). Dios conoce tu necesidad
de congregarte, y otros necesitan la ayuda de tu ejemplo y de tu estímulo.
Por amor al Hijo de Dios
quien te ama y se dio a sí mismo por ti, y por amor a otros, y por amor a ti
mismo, ¡detente ahora mismo de ir a la deriva! Barcos que van a la deriva
peligran otros barcos. Recuerda que entre más tiempo andes a la deriva, tu
separación del Señor será mayor; y entre más tiempo pase, tendrás menos deseos
de volver; y entre más lejos te encuentres, será más difícil regresar. No se
puede recuperar los años y los días que desperdiciamos, tampoco podemos evitar
el cosechar amargamente lo que nos sembramos. Cada día que te retrases, tu
corazón se pone más duro.
Si tú eres salvo,
confiesa tu deslizamiento al Salvador. Deja tu deslizamiento y sigue adelante en
tu vida cristiana. Si no, retrocederás. No podemos mantenernos estáticos, o sea,
quedarnos siempre en el mismo lugar. Sé constante en tu lectura diaria de la
Palabra de Dios, en congregarte con otros hermanos que aman a Cristo y en el
ofrendar, así como en testificar de Cristo Jesús.
Si tú no eres cristiano,
amigo mío, ahora mismo ancla tu alma en la Roca Eterna, el Señor Jesucristo.
Abre la puerta de tu corazón y recíbelo como tu Salvador y Señor. Él te guardará
y proveerá para cada una de tus necesidades. Alábale. Vive para Él. ¡Hazlo ahora
mismo!
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