El privilegio de… ¡SERVIR!
Ser útil para determinado fin, es una de las definiciones sobre el vocablo “servir” y creo, que a pesar de las pocas palabras, la intensidad en el significado es altamente notoria.
Y aunque no nos permite conocer cuál es
la metodología empleada para lograrlo, nos deja claro que lo fundamental
es contribuir sacrificada y significativamente en algo que se pretende
alcanzar.
Hay muchas formas por las cuales servir,
algunos lo hacen por deber, otros por honor, porque se han acostumbrado
a ello o sencillamente creen que es lo mejor.
Sin duda alguna aunque las motivaciones
en ciertos casos no son las indicadas, de lo que si podemos estar
completamente seguros es el hecho de que fuimos llamados para servir a Dios. Estamos donde estamos para servirle a Él.
Y para ello nos ha dotado de
habilidades, talentos, experiencias y capacidades mediante las cuales
nos proporciona todas las herramientas para que realicemos un trabajo de
calidad.
Lamentablemente nos pasamos el tiempo
pensando si queremos o no servirle o servir a otros en su nombre,
perdemos de vista que Dios no necesita de nuestra ayuda para hacer o
deshacer, ¡Él es DIOS! y puede cambiar lo que quiera cuando quiera.
Sin embargo nos hace participes de sus
obras y pese a que puede hacer las cosas por si mismo, nos regala el
privilegio de colaborar y trabajar a su lado, nos hace parte importante
de su trabajo y a su vez nos proporciona una bendición extra.
“Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.” 1 Corintios 15:58 (RVR1960)
Definitiva y absolutamente cuando
llegamos al punto de estar apasionados por Cristo no necesitamos ningún
apoyo para cimentar nuestra pasión, el simple hecho de saber que Cristo
va de nuestro lado es suficiente.
Consideraremos tres elementos indispensables para enfocar nuestro servicio: Ser disponible, reconocer que no somos perfectos y priorizar nuestro servicio.
Así es necesitamos estar disponibles a ir y hacer lo que Dios nos
mande, estar conscientes que no nos escoge para servir por nuestra
habilidad sino por su deseo de hacernos partícipes y finalmente evaluar
sobre qué punto de todas las formas y áreas de servicio es urgente
intervenir.
“Siempre que puedas, haz todo lo
bueno que puedas, por todos los medios que puedas, de todas las maneras
que puedas, en todos los lugares que puedas, en todo momento que puedas,
a toda la gente que puedas”. (John Wesley)
Todos y todas hemos sido llamados para
cumplir y jugar un papel fundamental dentro del reino de Dios, pero
debemos decidir comenzar a servir para lo que fuimos creados, realmente
la vida es indiscutiblemente corta y no podemos perdernos la oportunidad
de ver ir la oportunidad de haber vivido para lo eterno.
En cierta ocasión Ron McCann expresó: “La
gente que sirve no es esclava; a los esclavos se les fuerza a hacer lo
que los demás les dicen. La gente que sirve, elige servir”.
Hoy llego a mis 25 años de vida, de los
cuales 15 he dedicado a conocer, amar y servir a Dios. He vivido más en
su presencia que fuera, tanto así que salir de ella no es una opción.
Si hubiera algo que pudiera pedir en
este día, sería la fuerza y pasión que Dios merece para que mi servicio a
su obra sea altamente eficiente.
¡Coram Deo!
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