“EL SEÑOR ENVIARÁ SU BENDICIÓN... SOBRE TODO AQUELLO EN QUE PONGAS TU MANO...” (Deuteronomio 28:8)
(1) Ve el
trabajo como un regalo del Señor y no como un castigo: “...a
todo hombre a quien Dios da bienes y riquezas, le da también facultad para que
coma de ellas, tome su parte y goce de su trabajo. Esto es don de Dios”
(Eclesiastés 5:19);
(2) Reconoce a Dios como tu
verdadero jefe: “Servid de buena voluntad, como al
Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno haga, ése recibirá
del Señor” (Efesios 6:7-8);
(3) Dedícate a la
tarea que sea compatible con tus dones: “Si alguno...
ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo Dios sea
glorificado...” (1 Pedro 4:11);
(4) Aprende lo que puedas
acerca de tus tareas: “El sabio... escucha y aumenta su
saber, y el inteligente adquiere capacidad...” (Proverbios 1:5);
(5) Aprovecha la crítica para
tu ventaja. De hecho, haz que te sirva para algo, pidiendo
sugerencias y corrección: “Pobreza y vergüenza tendrá el que
menosprecia el consejo, pero el que acepta la corrección recibirá honra”
(Proverbios 13:18);
(6) Haz más que lo que esperan
de ti:
“...a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con
él dos” (Mateo 5:41). Pertenece al “club” de los que van
la “milla extra”;
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