Verdad central:
Dios le ha dado a Cristo
autoridad sobre todas las cosas.
Texto áureo: El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, . . .
sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas
a la iglesia. Efe. 1:17, 22
Trasfondo bíblico: (Mateo 12:1-37)
Bosquejo
I. Señor del día de reposo
A. Acusación de los fariseos
B. La triple respuesta de Cristo
II. Autoridad sobre la enfermedad
A. Demostración de la autoridad de Cristo
B. Reacción de los fariseos
III. Autoridad sobre los demonios
A. Pregunta de autoridad
B. La autoridad de Cristo
Objetivo:
Reconocer la autoridad de Cristo y someternos a su señorío.
Introducción
El Nuevo Testamento enseña la autoridad de Jesucristo. El término "Señor",
empleado a menudo para referirse a Cristo, significa "dueño", "director" o
"supremo en autoridad". Tres veces el Nuevo Testamento se refiere a Cristo como
"Rey de reyes y Señor de señores" (1 Timoteo 6:15; Apocalipsis 17:14; 19:16).
Muchísimas declaraciones a lo largo del Nuevo Testamento, además de algunos
incidentes en los Evangelios, revelan la autoridad de Cristo.
Sin embargo, no todos en el Nuevo Testamento aceptaron la autoridad de
Cristo. Algunos se opusieron abiertamente. Eso se hace patente en el pasaje
de esta lección. Aquí los fariseos pusieron en tela de juicio la autoridad de
Jesús e incluso la desacreditaron. Pero Jesús ejerció su autoridad ante los ojos
incrédulos de ellos y los invitó a que tomaran una decisión respecto a su
señorío.
El señorío de Cristo es importante hoy para nuestra vida. Él reinará
eternamente. Y si lo conocemos como nuestro Señor, reinaremos con Él por la
eternidad.
Comentario Bíblico
I. Señor del día de reposo (Mateo 12:1,2)
A. Acusación de los fariseos
Mientras Jesús y sus discípulos iban por un campo de trigo en el día de reposo,
los discípulos arrancaron "espigas" (Mateo 12:1) y comenzaron a comerlas. Cuando
los fariseos vieron lo que hacían los discípulos, los acusaron de violar el día
de reposo (v. 2).
Pregunta: ¿Por qué pensaban los fariseos que los discípulos violaban el día
de reposo?
Los fariseos habían añadido su propia interpretación estricta a las leyes que
regían el día de reposo. El Antiguo Testamento declaró el día de reposo un
"santo día de reposo, el reposo consagrado a Jehová" (Éxodo 16:23). El trabajo
que fuera necesario, como la preparación de alimentos, tenía que hacerse antes
del día de reposo. Desde el punto de vista de los fariseos, la conducta de los
discípulos —el arrancar las espigas y frotar el grano entre las manos— era igual
que cosechar el grano. Estos eran algunos de los treinta y nueve ejemplos de
trabajo que estaban prohibidos en el día de reposo.
La conducta de los discípulos les dio a los fariseos la oportunidad de atacar a
Jesús (Mateo 12:2). Los fariseos creían que defendían la ley, siguiéndola al pie
de la letra. Acusaron a los discípulos de violar Éxodo 20:10, que prohibía
trabajar en el día de reposo. Aunque los fariseos parecían estar sometidos a la
ley de Dios, en realidad no hacían caso de su enseñanza y la sustituían con su
propio legalismo.
Pregunta ¿Cómo cometen los creyentes hoy el mismo error que los fariseos?
]esús indicó que todo el mundo puede caer en el mismo error. En Lucas 6:46,
preguntó: "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?" Si no
hacemos caso de la clara enseñanza de la Biblia y mostramos un legalismo
farisaico, no estamos dando honor a Jesucristo; sólo estamos sirviendo de labios
a Jesús y su Palabra.
B. La triple respuesta de Cristo
Jesús respondió a las acusaciones de los fariseos de tres maneras. En primer
lugar, les recordó a los fariseos un incidente de la vida de David en 1 Samuel
21:1-6 (Mateo 12:3,4).
Mientras huía de Saúl, David fue a Nob y le pidió a Ahimelec el sacerdote
alimento para él y sus hombres. El único alimento que tenía Ahimelec era el pan
sagrado reservado para los sacerdotes (Levítico 24:9). Pero al reconocer la
necesidad de David, Ahimelec le dio a David ese pan sagrado. Ahimelec comprendió
que la necesidad humana anulaba el requisito de la ley.
En su respuesta a los fariseos. Jesús recurrió al conocimiento que tenían de la
Biblia. En ninguna parte de la Biblia se censura a David por comer el pan
sagrado. Como las Escrituras no condenan a David, la interpretación
legalista de la ley por parte de los fariseos no se basa en la Biblia.
Jesús parecía también estar indicando que, como las Escrituras no condenaron a
David, tampoco debían los fariseos condenar a sus discípulos. Después de todo,
estaba presente uno mayor que David, Jesucristo mismo.
Acto seguido Jesús les recordó a los fariseos que los sacerdotes trabajaban en
el día de reposo (Mateo 12:5,6). La ley les exigía que ofrecieran sacrificios
cada día de reposo (Números 28:9,10). Si a los sacerdotes no se les consideraba
culpables por trabajar en el día de reposo, planteó Jesús,¿por qué habría de
censurarse a sus discípulos por usar el día de reposo a fin de trabajar para
Cristo?
La frase "uno mayor que el templo está aquí" (Mateo 12:6) indicaba que estaban
presentes Jesús y el reino que representaba. La autoridad de la ley como se
relacionaba con el servicio en el templo les daba protección a los sacerdotes
mientras trabajaban en el día de reposo. De igual manera, Jesucristo, el que es
mayor que el templo, tenía prioridad sobre el día de reposo. Además, los
discípulos estaban sirviendo a aquel a quien anunciaban el templo y sus
sacrificios.
Por último, Jesús ilustró su enseñanza con un principio bíblico que aparece en
Oseas 6:6: "Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios
más que holocaustos." Los fariseos no comprendieron este principio bíblico. Dios
desea un recto corazón más que un ritual correcto. Si los fariseos hubieran
tenido compasión espiritual y no simple ceremonia, no habrían condenado a los
inocentes" (Mateo 12:7).
Jesús concluyó sus tres argumentos llamándose a sí mismo "Señor... del día de
reposo" (v. 8).
Pregunta: ¿Por qué es Jesucristo el Señor del día de reposo?
La palabra "Señor" señala a alguien que es predominante en autoridad. Los
fariseos se consideraban autoridades sobre cuestiones que tuvieran que ver con
el día de reposo. Como Jesucristo es Dios, podía fácilmente refutar a los
fariseos, proclamando que Él es Señor sobre el día de reposo.
Como Señor del día de reposo, Jesucristo tiene el derecho de decidir cómo se ha
de observar el día de reposo para que resulte en el mayor bien de la humanidad.
También tiene el derecho de juzgar a quienes violen el día de reposo. En vez de
condenar a sus discípulos, Jesús condenó a los fariseos por su legalismo ciego y
sus interpretaciones tradicionales que no veían al verdadero propósito de Dios
para el día de reposo.
Los fariseos optaron por seguir las tradiciones humanas y rechazar la autoridad
de Cristo. Aun hoy sigue habiendo el peligro de hacer eso. Tenemos que estar en
guardia contra el sustituir con simple religión nuestra entrega a Jesucristo
como Señor, y con piedad exterior una buena relación con Él. Nada —ni siquiera
el deber religioso— puede tomar el lugar de una relación personal con Cristo si
Él ha de ser el Señor de nuestra vida.
II. Autoridad sobre la enfermedad (Mateo 12:9-12)
A. Demostración de la autoridad de Cristo
Aunque Jesús había salido de los sembrados, no había abandonado el debate sobre
el día de reposo. Un día que Lucas describió como "otro día de reposo", (6:6)
Jesús entró en una sinagoga para enseñar. Allí encontró a un hombre con una mano
seca (Mateo 12:9). Los escribas y los fariseos estaban también presentes,
aguardando otra oportunidad para desacreditar a Cristo (Lucas 6:7).Mateo indicó
que los fariseos le hicieron a Jesús lo que parecía una pregunta teológica: "¿Es
lícito sanar en el día de reposo?" (Mateo 12:10). En realidad la pregunta
ocultaba su verdadera intención; buscaban una manera de acusarlo.
También su pregunta giraba en torno a la cuestión de autoridad. Aunque el
Antiguo Testamento no prohibía que se sanara en el día de reposo, los maestros
legalistas de la época de Cristo consideraban el sanar como trabajo y una
violación de las restricciones del día de reposo. Los fariseos y otros
legalistas no sólo estaban interpretando mal las Escrituras, sino yendo más
lejos.
Pregunta: ¿ De qué otras formas pudiéramos ir más allá de la autoridad de la
Biblia en nuestro esfuerzo por aparentar santidad?
El error de los fariseos sigue ocurriendo hoy. Cuando los cristianos adoptan
ciertas prácticas o evitan otras que no están prohibidas expresamente o por
principio en la Biblia, corren el riesgo de caer en la misma trampa legalista en
que los fariseos se ponían a sí mismos. Aunque las convicciones personales
tienen su lugar y son incluso loables, no podemos permitir que nuestras
convicciones personales se vuelvan requisitos para la salvación. Cuando lo
hacemos, cometemos el gravísimo error de pasar por alto la autoridad de Cristo y
las Escrituras, y de sustituirlas con nuestras propias creencias.
Jesús respondió a la acusación de los fariseos volviendo a poner la compasión
por encima del legalismo(w. 11,12). Les recordó a sus acusadores que cualquiera
rescataría una oveja que hubiera caído en un hoyo en el día de reposo.¿No
debiera ejercer la misma compasión por un ser humano, que vale más que una
oveja? (v.12). Hacer el bien es siempre lícito en el día de reposo.
Jesús no hizo caso de la crítica de los fariseos, y le ordenó al
hombre que extendiera la mano seca. El hombre reaccionó con fe, alargó la mano y
fue sanado al instante (v.13)
Los versículos 9-13 muestran que Jesús manifestó su autoridad en dos sentidos.
En primer lugar, manifestó su autoridad sobre el legalismo. Como creyentes,
debemos reconocer el legalismo por lo que realmente es. A primera vista, parece
un admirable esfuerzo de santidad en una época impía. Sin embargo, en realidad
el legalismo se opone a la gracia de Dios, sustituyendo la verdadera justicia
con el esfuerzo humano. Cuánto mejor es rendirse a Él y experimentar verdadera
armonía con Dios.
En segundo lugar, Jesús manifestó su autoridad sobre la enfermedad. A pesar de
las objeciones de los guías religiosos que estaban contra Él, Jesús sanó al
hombre en la sinagoga. En ninguna parte de la Biblia se indica que haya cambiado
su autoridad sobre la enfermedad. Todavía sigue sanando a pesar de las
objeciones de quienes niegan lo milagroso. Por la fe, Jesús es Señor sobre
nuestra enfermedad además de ser Señor de nuestra vida.
B. Reacción de los fariseos
Se pudiera esperar que los fariseos hubieran cambiado de opinión después de
presenciar la sanidad de la mano seca del hombre, pero Mateo 12:14 indica que el
milagro sólo endureció más la oposición de los fariseos a Cristo. En lugar de
sentirse regocijados ante ese milagro, los fariseos se fueron, y procuraban
destruir a Jesús.
Aunque Jesús salió de la sinagoga, no se fue sin una multitud detrás. El
versículo 15 indica que "mucha gente" lo seguía, y que "sanaba a todos".
Ese final de la escena en la sinagoga describe dos formas en que podemos
responder a la autoridad de Cristo. Podemos rechazarla como hicieron los
fariseos, y apartarnos de Él, o podemos someternos a ella, y ver los milagros
que Él realizará con su autoridad.
III Autoridad sobre los demonios (Mateo 12:22-24)
A. Pregunta de autoridad
En Mateo 12:22, Jesús se enfrentó a sus opositores por tercera vez. Se produjo
esa oposición después que Jesús liberó a un hombre de la influencia de un
demonio. El demonio originaba dos efectos físicos en él; ceguera e incapacidad
para hablar. Cuando Jesús echó fuera el demonio del hombre, éste fue sanado de
inmediato de ambas aflicciones.
Con razón, el milagro asombró a los espectadores. La pregunta que hicieron en el
versículo 23 indicaba que comprendían que el poder de Jesús para echar fuera
demonios era una característica distintiva de "Hijo de David", el Mesías
prometido.
Sin embargo, no todos los presentes participaban del entusiasmo del pueblo. Los
fariseos, en su obstinada oposición a Cristo, le atribuyeron el milagro a
"Beelzebú, príncipe de los demonios" (v. 24).
Es probable que el nombre "Beelzebú" se derivara del nombre de un dios cana-neo.
En la época del Nuevo Testamento, se empleaba comúnmente para referirse a
Satanás. La oposición de los fariseos había llegado al extremo. Le atribuyeron
al diablo el poder milagroso de Cristo.
B. La autoridad de Cristo
A fin de responder a la acusación de los fariseos de que él estaba obrando
milagros con el poder de Satanás, Jesús presentó tres argumentos. Primero
presentó un argumento lógico (w. 25,26). Si echaba fuera un demonio por el poder
de Satanás, Satanás estaría dividido "contra sí mismo" y se derrumbaría su reino
(v. 26). No tendría sentido alguno el hecho de que Satanás se dividiera contra
sí mismo.
Acto seguido, Jesús presentó un argumento contemporáneo (w. 27,28). En aquel
tiempo los judíos exorcistas echaban fuera demonios, y se aceptaba su obra como
de Dios.¿Por qué no aceptar también que Jesús echara fuera un demonio?
Por último, Jesús presentó un argumento espiritual (v. 29). El hecho mismo de
que hubiera echado fuera los demonios demostraba que era más fuerte que Satanás.
Pregunta: ¿De qué manera tienen los creyentes autoridad sobren los demonios?
Los fariseos se habían puesto en una peligrosa situación. A lo largo del
ministerio de Cristo, se habían opuesto a Él. Pero después de presenciar el
milagro de liberación que hizo Cristo, su oposición tomó un giro peligroso al
atribuirle su poder a Satanás.
Cuando nos negamos a someternos a la autoridad de Cristo, nos apartamos más de
Él. Si persiste esa actitud rebelde, caemos cada vez más bajo la influencia del
enemigo.
Aplicación
Los fariseos se negaron a aceptar el señorío de Cristo. Pero rechazar su
señorío es rechazar la salvación que Él ofrece. Y el negarnos a someternos a su
autoridad puede llevarnos a la senda que termina en destrucción.
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