Trágico Accidente a Medianoche - Reflexión
Alex le pidió a Rosa que lo acompañara a una fiesta cierta noche. Los padres de Rosa no le permitieron a Rosa asistir a la fiesta, pero sí le dieron permiso de ir a la casa de una amiga. Pero de allí, Alex recogió a Rosa y la llevó a la fiesta.
Hubo mucho licor y ambiente festivo, y después el viaje de regreso a eso de la medianoche. Rosa insistió con Alex que la llevara a la casa. Alex, enojado por la insistencia de Rosa, conducía a una velocidad temeraria. Rosa le rogaba que disminuyera la velocidad, pero Alex no le hacía caso. De pronto, hubo un fuerte impacto.
Rosa recobró el conocimiento en el hospital, y una enfermera le dijo que le quedaban pocos minutos de vida. Allí Rosa supo que Alex no había sobrevivido y que las personas en el otro auto también habían fallecido.
La enfermera le preguntó si quería decir algo. Rosa le pidió que por favor les dijera a sus padres cuánto lamentaba no haberles obedecido. La enfermera no respondió y Rosa dio su último suspiro.
El médico le preguntó a la enfermera: - ¿Por qué no le dijiste a Rosa que sí, le darías el mensaje a sus padres? Ese era su último deseo.
La enfermera respondió con lágrimas: - Porque las personas en el otro vehículo eran sus padres.
Rosa nunca supo lo que sucedió con sus padres, y sus padres tampoco supieron lo que sucedió con ella. Qué manera más trágica de dejar este mundo.
“El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala”. Eclesiastés 12:13-14
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