Ciegos
Ciego es una persona que ha perdido total o parcialmente el sentido de la vista. En el ámbito espiritual un ciego no necesariamente es una persona que ha perdido el sentido de la vista, porque puede tener la vista sin necesidad de ver.
En una ocasión algunos fariseos y
maestros de la ley comentaban del porque los discípulos de Jesús no se
lavaban las manos para comer, siendo esta una tradición de sus
antepasados, Jesús les respondió haciéndoles una pregunta: “Jesús les dijo: —¿Y por qué ustedes desobedecen el mandamiento de Dios para obedecer sus propias costumbres?” Mateo 15:3 (Traducción en lenguaje actual)
Las palabras que Jesús les dijo deben de
tener mucha pero mucha importancia hoy en día. Y es que nosotros somos
muy buenos para poner toda clase de costumbres y disfrazarlas de
“espiritualidad” obligando a nuestra gente a hacer lo que nosotros
creemos que se tiene que hacer, olvidándonos de cosas más importantes
como obedecer la Palabra de Dios antes que nuestras ideas.
Cada día me sorprendo como hay gente que
son muy buenos para lanzar un juicio, pero muy malos para interpretar
la Palabra de Dios. Escucho a diario cada ridiculez, inventos de
humanos, reglas que no hacen más que hacer que la gente se burle de
nosotros y nos olvidamos de lo que realmente vale, lo realmente
importante, leer y vivir la Palabra de Dios.
La mayoría de ciegos se encuentran en
las Iglesias, esas a las que nosotros asistimos, esas iglesias en donde
abundan la falta de vista espiritual y abunda la vista carnal. Y es que somos muy buenos para interpretar lo carnal y muy malos para interpretar lo espiritual.
Nuestra ceguera espiritual muchas veces nos lleva a ver solo lo que queremos ver y se olvida de ver lo que realmente es. La ceguera es un mal que nos puede llevar al fracaso espiritual.
Una persona es ciega espiritualmente
cuando lejos de ver y obedecer lo que la Palabra de Dios dice comienza a
obedecer lo que su razón o tradición dicta. Y es que a veces nos
preocupamos más por la tradición o lo que la gente pueda decir y no de
lo que realmente dice la Palabra de Dios.
Refiriéndose a la ceguera Jesús dijo lo siguiente:
“Jesús llamó a la gente y le dijo: —Escuchen y entiendan bien: Lo que los hace impuros delante de Dios no es la comida que entra por su boca. Lo que los hace impuros son los insultos y las malas palabras que dicen. Entonces los discípulos de Jesús se acercaron y le dijeron: —A los fariseos no les gustó lo que dijiste. Jesús respondió: —Mi Padre tratará a los fariseos como trata el jardinero a las plantas que no ha sembrado: las arranca de raíz y las echa fuera. No hagan caso de los fariseos: son como el ciego que guía a otro ciego, y si un ciego guía a otro, los dos terminan cayéndose en una zanja. Pedro preguntó: —Explícanos qué quisiste decir cuando hablaste de lo que nos hace impuros delante de Dios. Jesús respondió: —¿Tampoco ustedes entienden? Todo lo que comemos o bebemos va al estómago, y después el cuerpo lo expulsa. Pero si la gente dice cosas malas, es porque es mala y siempre está pensando en lo malo: en cómo matar, en cómo ser infieles en el matrimonio, en cómo hacer cosas indecentes, o en cómo robar, o insultar a otras personas, y mentir. A Dios no le agrada que gente así lo alabe. Pero cualquiera puede alabar a Dios, aunque coma sin lavarse las manos.”
Mateo 15:10-20 (Traducción en lenguaje actual)
Este pasaje encierra tantas verdades que
si cada día lo leyéramos creo que nuestras actitudes cambiarían. A
veces somos como ciegos y lo peor es que tratamos de guiar a otros aun
con nuestra ceguera. Queremos decirle a la gente por donde andar cuando nosotros mismos no conocemos bien el camino.
Lo que realmente importa es lo que sale
de tu corazón, lo que dices, lo que piensas, eso es lo que realmente
importa, porque si dices cosas malas, negativas, lanzas juicios
anticipados entonces es porque siempre estas pensando en cosas malas.
Parte del pasaje dice: ”… A Dios no le agrada que gente así lo alabe, …”
y es que debemos reconocer que hay momentos en donde nos convertimos en
ciegos, en gente que no ve lo que Dios quiere que veamos, sino en gente
que miramos lo que nosotros queremos ver e interpretamos lo que
nosotros queremos interpretar.
¡Que Dios nos guarde de caer en la ceguera!
Que Dios pueda guiarnos siempre y que nuestro corazón siempre sea
humilde y misericordioso, que no lancemos juicios anticipados y no mal
interpretemos lo que no tiene otra interpretación.
Vivamos cada día poniendo nuestra vida
en las manos del Señor, reconociendo que somos dependientes de Él y que
su amor, su misericordia y su gracia sobrepasa nuestro entendimiento y
vas más allá de lo que nuestros ojos pueden ver.
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