Por
Jehová son ordenados los pasos del hombre y él aprueba su camino.
Cuando el hombre caiga, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su
mano. Salmo 37:23-24
En la Biblia encontramos la historia de
Rut, una mujer virtuosa, humilde y leal, la cual tomó dos decisiones muy
sabias en su vida:
La primera, fue cuando su suegra Noemí,
le pidió que regresara con su familia por haber fallecido su hijo, ya
que ella no podía mantenerla y había decidido volver a su tierra natal,
Belén. En esa ocasión Rut le respondió: – No me pidas que te deje y
regrese a mi pueblo. A donde tú vayas, yo iré; dondequiera que tú vivas,
yo viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Donde tú
mueras, allí moriré y allí me enterrarán. ¡Que Dios me castigue
severamente si permito que algo nos separe, aparte de la muerte! Cuando
Noemí vio que Rut estaba decidida a ir con ella, no insistió más.
Como ellas habían llegado justo al
comienzo de la cosecha de la cebada, Rut le rogó a Noemí que la dejara
ir a recoger las espigas que los segadores dejaban caer en el campo para
tener algo de comer. Desde ese mismo día empezó a trabajar en el campo
de Booz. Un día él le dijo: – Sé todo lo que has hecho por tu suegra
desde la muerte de tu esposo. He oído que dejaste a tu padre y a tu
madre, y a tu tierra natal, para vivir aquí entre gente totalmente
desconocida. Que el Señor, Dios de Israel, bajo cuyas alas viniste a
refugiarte, te recompense abundantemente por lo que hiciste.
La segunda, fue cuando Noemí le dio
algunos consejos a Rut para que ella pudiera tener un hogar permanente y
un porvenir asegurado. En esa ocasión Booz le dijo: – ¡El Señor te
bendiga, hija mía! Muestras aún más lealtad familiar ahora que antes,
pues no has ido tras algún hombre más joven, sea rico o pobre. Aunque es
cierto que yo soy uno de los redentores de tu familia, hay un pariente
más cercano que yo. Si está dispuesto a redimirte, muy bien; que se case
contigo. Pero si no está dispuesto a hacerlo, entonces, ¡tan cierto
como que el Señor vive, yo mismo te redimiré! Fue así como Booz se casó
con Rut, porque el pariente más cercano de su familia, no estuvo en
condiciones de redimir los bienes de su suegro y su esposo, por lo tanto
le cedió el derecho de hacerlo a Booz, quien pudo redimirla y la
convirtió en su esposa.
*La redención es el proceso de “recompra”, era el procedimiento del Antiguo Testamento para continuar el linaje familiar.
Una vez más vemos la mano de Dios
moviéndose en las circunstancias de estas dos mujeres, que no tenían
medios propios de sustento, pero Dios les dio su provisión llevando a
Rut a trabajar justamente a los campos de Booz, un pariente cercano de
su suegro. Pero eso no fue todo, porque Dios también recompensó la
actitud que tuvo Rut, al negarse a abandonar a su suegra cuando ella
decide regresar a Belén; permitiéndole casarse y convertirse en la
esposa de Booz, tener una familia y un hermoso hijo.
Si aún tienes dudas acerca de lo que
Dios es capaz de hacer en tu vida, tómate un tiempo para reflexionar,
pronto te darás cuenta que Dios usa medios y personas para llevar a cabo
sus planes y cumplir sus maravillosos propósitos, sin importar: cómo,
cuándo y dónde.
Nuestro pasado y circunstancias no
definen nuestro futuro sino la obediencia y confianza en Aquel que nunca
falla y que prometió estar con nosotros todos los días de nuestras
vidas.
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