¡LAS
SENDAS ANTIGUAS!
El gran mal de nuestra
generación es que nos hemos olvidado de las sendas antiguas, y esto
implica la forma de cómo nos hemos alejados de ellas. Pero
hay un gran legado dejado por esos grandes hombres de fe que
caminaron por ellas y se dieron íntegros a Dios, y que hoy la pasividad y
la frialdad espiritual las han hecho a un lado. Vayamos pues
a unas de esas tantas sendas olvidadas
LA BIBLIA DICE: “Así dijo
Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas
antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y
hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.
Puse también sobre vosotros atalayas, que dijesen: Escuchad al sonido de
la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos. Por tanto,
oíd, naciones, y entended, oh congregación, lo que sucederá. Oye,
tierra: He aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus
pensamientos; porque no escucharon mis palabras, y aborrecieron
mi ley”. Jer.6:16-19
Sabemos que una de las sendas antiguas olvidadas por la iglesia es la oración.
EL APOSTOL PABLO A los
efesios les dijo: “Orando en todo tiempo con toda deprecación y súplica
en el Espíritu, y velando en ello con toda instancia y
suplicación por todos los santos, y por mí, para que me sea dada
palabra en el abrir de mi boca con confianza, para hacer notorio el
misterio del Evangelio” (RV 1909 Ef. 6:18-19)
Asimismo, enfatizó a los
Colosenses: “Orando también juntamente por nosotros, que el Señor nos
abra la puerta de la Palabra, para hablar el misterio
de Cristo, por el cual aun estoy preso, para que lo manifieste como
me conviene hablar” (RV 1909 Col. 4:3-4)
ALGUNOS HOMBRES QUE TRANSITARON POR ESTAS SENDAS DICEN
“Si rogáramos más a Dios,
no tendríamos necesidad de rogar tanto a los hombres. ¡No es la
magnífica prédica la que hace falta, sino que la solemne
oración! Es poder, el poder del cielo es lo que necesitamos.
Deseo inculcar esto en cada
hombre novato que lea estas líneas. Uno de los engaños del diablo es
guiar a la iglesia a responsabilizar al ministro de
todo el éxito de la obra espiritual, mientras los miembros de la
misma iglesia se satisfacen en lo mundano y lo carnal.
Dios no puede dar de Sus
preciosos dones a tal iglesia. En el día de Pentecostés, Pedro y toda la
iglesia fueron llenos del Espíritu Santo, los
mismos que cosecharon las tres mil almas; no fue solo Pedro, aunque
sí, predicó a la multitud con un corazón quebrantado.” Pero fue el
clamor y la unción de esos 120 que trajo tal
quebrantamiento". Gilberto Chapman
“Si algunos cristianos que
se han estado lamentando de sus ministros hubieran dicho y actuado menos
delante de los hombres y se hubieran aplicado
ellos mismos con todo el poder, para clamar a Dios por aquellos,
hubieran, por así decirlo, levantado y asaltado el Cielo con sus
humildes, fervientes e incesantes oraciones intercesoras, y
habrían estado más cerca del camino al éxito”. JONATAN EDWARDS
“La cenicienta de la
iglesia es la oración. Esta criada del Señor es despreciada y desechada
porque no se adorna con las joyas del intelectualismo,
ni las brillantes sedas de la filosofía, ni con la impresionante
tiara de la psicología. Lleva los delantales de honesta sinceridad y
humildad. No teme arrodillarse”. Leonardo
Ravenhill
“Nuestra oración, sin
embargo, necesita ser engendrada y perseguida con una energía
incansable, una persistencia imperturbable y un valor que nunca
desfallezca”. E. M. Bounds
“Nuestra pereza en seguir a
Dios es, en definitiva, nuestro clamoroso pecado. Los hijos de este
mundo son más sabios que nosotros, pues al menos
ellos están sobre sus asuntos temprano y tarde. Madrugan y trabajan y
tienen bienes materiales. Mientras que nosotros no buscamos a Dios con
ardor y diligencia y solo tenemos miseria espiritual”.
JONATAN EDWARDS
Reflexionemos en esto amados. Que Dios les bendiga.
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