“.ESTÉFANAS, DE FORTUNATO Y DE ACAICO. CONFORTARON MI ESPÍRITU.” (1 Corintios 16:17-18)
Hermano Cuida Tus Palabras
Muchos de nosotros no tenemos ni idea de cómo nuestras palabras influyen en las emociones, la autoestima y las esperanzas de las personas con quienes entramos en contacto. Pablo dijo: “.Estéfanas, de Fortunato y de Acaico. confortaron mi espíritu.” (1 Corintios 16:17-18). Si nunca has oído hablar de estas personas es porque la mayoría de los “animadores” no quieren ser el centro de atención. Se contentan con desempeñar un papel secundario. Pero sin ellos, muy pocas cosas se llevarían a cabo. Lo contrario de animar es desanimar y Pablo dice: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes” (Efesios 4:29). Jesús dijo: “.De toda palabra ociosa. darán cuenta en el día del juicio. por tus palabras serás justificado y. condenado” (Mateo 12:36-37).Las palabras pronunciadas nunca se pueden volver a decir y serán usadas un día como pruebas a tu favor o en tu contra. El doctor Thomas Blackaby señala: “Las palabras. pueden dejar cicatrices de por vida y mucha gente nunca olvidará algunas de las cosas que se les dijeron, tanto las buenas – palabras de ánimo-, como las malas -crítica negativa y reproche. Elige bien tus palabras a fin de que sean de bendición para los demás.”
¿Infundes ánimo cuando hablas? Se puede decir que “.no hay en ellas nada torcido ni perverso”? (Proverbios 8:8) Pide a Dios: “Pon guarda a mi boca, Señor.” (Salmo 141:3). Así pues, procura que todo lo que digas glorifique a Dios y edifique a los demás.
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