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“No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien
dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera
de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para
ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.” Romanos 12:2 NTV.
Existen promociones de cremas corporales
que prometen reducir centímetros de grasa, contrarrestar la celulitis y
varios problemas de exceso de peso. Son muy tentadoras ofertas, “con
una simple aplicación” “sin necesidad de hacer ejercicio” “desde tu casa
o oficina” “mientras disfruta de un descanso” son palabras atrayentes.
Pero lo que nunca dicen estas publicidades es que la “crema mágica” por
si sola, no hará que logremos el cambio deseado. Sino que además
inevitablemente debe acompañarse de ejercicios físicos y una
alimentación sana para gozar de una buena salud y verse bien.
Si queremos que algo cambie, debemos
hacer algo distinto a lo que habitualmente hacemos y esto conlleva
esfuerzo. Si por el contrario continuamos haciendo siempre lo mismo,
seguiremos en el mismo lugar.
Jesús mismo, siendo Dios, estuvo
dispuesto a confrontar a los religiosos de la época, sufriendo
persecuciones que finalmente lo llevaron a entregar su vida en la cruz,
para salvación de la humanidad. El no se quedó en la comodidad,
confrontó, retó y re direccionó la vida de muchos.
Para alcanzar nuevos resultados es necesario salir de la zona de confort para hacer lo nuevo con empeño y sacrificio.
Por ejemplo, no podemos hablar de que
alguien es un bueno hijo sino pasa tiempo con sus padres. No podemos
pretender ser buenos esposos si no estamos dispuestos a cambiar de
carácter e invertir tiempo para sostener el amor. No nos llamemos
buenos padres si no desarrollamos una relación sana de afecto con
nuestros hijos. De igual manera ser hijos de Dios, requiere que
invirtamos tiempo para tener intimidad con El. Necesitamos invertir
tiempo, sacrificio, renuncia, amor, obediencia y más para que comencemos
a obtener resultados.
Muchas veces esperamos que todo esté en
calma para dar un paso, pero mira lo que dice Eclesiastés 11:4 NTV: “El
agricultor que espera el clima perfecto nunca siembra; si contempla cada
nube, nunca cosecha.” A lo mejor no estás pasando un buen momento, ves
vientos y nubes que tapan el sol, no te concentres en tu alrededor, cree
en lo bueno que hoy puedes sembrar para que mañana puedas cosechar
frutos buenos de tus decisiones y sacrificios.
Invierte en nuevas y buenas actitudes que mañana serán grandes resultados en tu vida y en los que te rodean.
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