Friday, March 1, 2013

El Matrimonio Es Tarea

                             El Matrimonio Es Tarea

matrimonios-cristianos-arosSeguimos con nuestro estudio sobre el matrimonio, aqui te doy un articulo publicado por una organización cristiana Católica. Analizalo y aplica los principios de Dios dados en su Palabra, para fructificar y hacer mas próspero el matrimonio. Dios los bendiga abundantemente Norma Solis Zavala.

El Matrimonio es tarea

Cuesta ajustar dos historias de vida, dos personalidades, dos maneras de estar presente en el mundo, como son la del hombre y la mujer. Es un trabajo arduo y hay que descubrir camino propios, ensayar qué vivir y cómo hacerlo. Esta dificultad se ve acentuada por el contexto social en que estamos inmersos donde se acentúa la realización individual y se valora lo rápido y eficiente, lo cual dificulta el ajuste que siempre conlleva tiempo, paciencia y muchas otras dolor.
Algunos desafíos que cada pareja tiene que trabajar son:
Aprender cada uno a ser lo que es, con toda su riqueza de personalidad, sus recursos emocionales e intelectuales, físicos y estéticos, pero también con las limitaciones propias de nuestra manera de ser. Este ser lo que uno es toma tiempo y está, a menudo, amenazado, por el deseo de dominar de uno o por el de dejarse llevar y no crear dificultades del otro.
.Es necesario descubrir y aceptar nuestras insuficiencias en el hacer y en el amar para que así podamos aceptar y amar al otro en su realidad. Nuestra tendencia es poner nuestra mirada en los defectos y carencias del otro considerando que nuestras debilidades y límites son pequeños, llevaderos, a veces hasta simpáticos. Es así como fácilmente asignamos al otro la causa de los dolores y frustraciones que vamos encontrando en la vida de pareja. Ciertamente es más fácil acusar a la pareja que asumir la parte propia en las dificultades.
· Necesitamos aprender a crear el “nosotros”, lo cual es un proceso lento, que toma tiempo, ya que se trata de crear una realidad toda nueva. Para ello cada uno tiene que crecer en autonomía, que es una independencia creciente de los modelos y costumbres aprendidas en las familias de origen. El desafío es estar libre para crear nuevas relaciones y tener prioridades distintas a las que teníamos con anterioridad. Los apegos a personas y estilos de relación que teníamos con los miembros de nuestra familia, como también el oposicionismo excesivo a ellos, que delatan una dependencia importante, dificultan la formación de una nueva cultura, de un nosotros.
· Otra tarea que nunca termina es la de crecer en la capacidad de aceptar las diferencias que hay entre nosotros. A medida que pasa el tiempo, se descubre cómo las diferencias marcan todos los niveles de la existencia y van desde los ritmos de vida, los gustos, las maneras de expresarse, los de gastar el dinero, a los significados de las cosas y los acontecimientos y a la manera de crecer y de buscar a Dios.
El descubrimiento y la aceptación de las diferencias conllevan mucho dolor. Nuestros deseos, velados o explícitos, son que el otro cambie sus gustos, ritmos, intereses y criterios para que lleguen a ser más semejantes a los míos. Lo distinto nos saca de nuestros marcos y lo juzgamos inadecuado, anormal, amenazador al camino trazado.
La aceptación del otro, con sus diferencias, toma años y exige esfuerzo y bondad de parte de cada uno, hasta que lentamente se abre un mundo nuevo donde empiezo a acoger y valorar que el otro sea distinto, con la sensibilidad y sueños diferentes a los míos. Cuesta llegar a tener un corazón universal y más libre, que nos permita aceptar que no somos la medida de los demás, ni de los cercanos ni de los lejanos.
· Necesitamos buscar y respetar los espacios propios y los espacios del otro como también desarrollar y gozar de espacios comunes.
En la relación de pareja no todo es privado y no todo es común y es necesario ir estableciendo las áreas compartidas, el tiempo a dedicarles y las actividades a realizar. Esto exige diálogo intenso, claridad sobre sí para plantear las necesidades, gustos, y comprensión para llegar a acuerdos que faciliten el desarrollo de las personas y el amor de pareja.
Un problema anexo en esta tarea matrimonial es que las necesidades, las posibilidades, los gustos y las circunstancias van cambiando a lo largo de los años y por eso es necesario ir negociando muchas veces, a medida que los acuerdos alcanzados se muestran insuficientes.
· Amar es una tarea que nunca termina, cada vez nos invita a una conversión mayor, a descentrarnos para estar más abiertos a la realidad del otro, a lo nuevo, a lo verdadero y hermoso que está en su profundidad, a los pasos que ha podido dar, que manifiestan su dedicación, su amor, su perseverancia.
La tarea de alimentar el amor es urgente y es ardua y de especial importancia en los momentos de conflicto, de sequedad y de apatía que se suceden a lo largo del tiempo y que son invitaciones a dar un paso más, a crecer en gratitud.
La rutina es un fantasma que ronda en torno a cada pareja y amenaza con carcomer la vitalidad de su amor. Los años juntos, el quehacer y cansancio cotidiano nos envuelven con un manto de escepticismo, de pereza, que dificulta imaginarse un mañana distinto y mejor. Repetimos sin elegir, vivimos sin sorprendernos y todo adquiere un tamaño similar y un color gris cansador. La rutina siempre va a ser un síntoma y una invitación: nuestro amor se instaló, tenemos que ir más profundo para descubrir con ojos nuevos y más penetrantes lo delicado, lo hermoso, lo único que somos como personas y como pareja.
A medida que aprendemos a amar vamos preguntándonos con más insistencia
¿Cómo amar más y mejor? – ¿Cómo aprender a esperar? – ¿Qué puedo ofrecer ahora? – ¿Cómo volver a partir? Sólo así pasamos del 50%-%50% al 100%-100%.
No hay amor verdadero mientras el que ama no pasa por la cruz. Es allí donde el amante y el amor se purifican del egoísmo y de los deseos de posesión y brota una vida nueva, cercana, resucitada.
Fuentes bibliográficas:
· Ayudas. Centro de Espiritualidad ignaciana CEI Compañía de Jesús. Autores: Alvaro González, Pbro. y Pelagia Ortuzar
· La Biblia Latinoamericana

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