No solo morir físicamente, sino que mientras estemos vivos,
morir a este mundo.
Un mundo malvado y putrefacto por el pecado.
Soportaremos la persecución? ¿Daremos la vida por Cristo?
(Así como narra el Libro de Los Hechos, son muchos los cristianos hoy quienes sufren persecuciones, torturas y cárceles por el simple hecho de predicar de forma pública su fe en Jesucristo)Aquí en occidente estamos acostumbrados a escuchar evangelios enfocados en la prosperidad, en el bienestar material. Que Dios nos bendiga con casas hermosas, autos cómodos, familias saludables, libertad financiera y toda clase de ilustraciones y cuadros ideales.
Gran
parte de las oraciones de muchos van dirigidas a crear ese mundo ideal
que tanto sueñan. Mientras muchos crean sus mundos ideales hay una
iglesia que sufre las persecuciones y pagan el precio de servir a
Cristo. En lugares como India, los creyentes están siendo perseguidos,
asesinados, sus iglesias quemadas y huyen a los montes para salvar sus
vidas.
En Sudan, los cristianos son
mutilados, encarcelados y objeto de toda clase de males. Lo mismo
sucede en Arabia Saudita, Egipto, Pakistán, y China. En aquellos
lugares son muchos los que están dando sus vidas por Cristo. En cambio,
acá en occidente nos encontramos enajenados y creando toda clase de
cuadros ideales y fantasiosos. Me pregunto, luego de tanta idealización
de “prosperidad material” y de mundos ideales, cuando venga la
persecución, ¿daremos la vida por Cristo?
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de
mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que
quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por
causa de mí, la hallará. (Mateo 16:24-25)
Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán,
y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados
ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre. (Lucas 21:12)Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra (Juan 15:20)
Si sufrimos, también reinaremos con él; Si le negáremos, él también nos negará. (II Timoteo 2:12)
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