La tragedia del tsunami en Asia a finales del 2004, El huracán Katrina en 2005, en el sureste de los Estados Unidos, y las avalanchas de lodo en el 2006 en Filipinas, Haití y Chile en 2010, o Japón en 2011 tienen a mucha gente cuestionando la bondad de Dios. Es triste que con frecuencia los desastres naturales sean nombrados como “actos de Dios” mientras que no se le da “crédito” a Dios por años, décadas, o aún siglos de un clima benéfico. Dios creó todo el universo y las leyes de la naturaleza (Génesis 1:1) La mayoría de los desastres naturales son el resultado de estas leyes en acción.
Los huracanes, tifones y tornados son el resultado de la colisión de diferentes patrones climáticos. Los terremotos son el resultado de desplazamientos de las placas en la estructura de la corteza terrestre. Un tsunami es causado por un terremoto submarino.
La Biblia proclama que en Jesucristo subsiste el control de la naturaleza (Colosenses 1:16-17).
¿Podría Dios prevenir los desastres naturales?
¡Absolutamente! ¿Algunas veces influencia Dios el clima? Si, ver Deuteronomio 11:17 y Santiago 5:17.
¿Algunas veces causa Dios los desastres naturales como juicio contra el pecado?
Si, ver Números 16:30-34. El libro de Apocalipsis describe muchos eventos que definitivamente pueden ser descritos como desastres naturales (Apocalipsis capítulos 6, 8 y 16). Entonces, ¿Es cada desastre natural un castigo de Dios? Absolutamente no.
![tsunami](http://www.nosotros.cl/images/tsunami_.jpg)
Así que, regresamos donde empezamos. Podemos entender por qué ocurren los desastres naturales. Lo que no comprendemos es por qué Dios permite que ocurran. ¿Por qué permitiría Dios que el tsunami matara a más de 225,000 personas en Asia? ¿Por qué permitió Dios que el huracán Katrina destruyera las casas de cientos de miles de gente? Lo que podemos saber es esto... ¡Dios es bueno! Hay muchos milagros asombrosos, que ocurren durante el proceso de desastres naturales –evitando una mayor pérdida de vidas.
Los desastres naturales causan que millones de personas reevalúen sus prioridades en la vida. Cientos de millones de dólares en ayuda son enviados para auxiliar a la gente que está sufriendo.
Los ministerios cristianos tienen la oportunidad de ayudar, ministrar, aconsejar, orar – y guiar a la gente a la fe salvadora en Cristo. Dios puede, y lo hace, traer grandes bienes de terribles tragedias (Romanos 8:28).
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