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Tuesday, February 19, 2013

Es la oración, y no la presión, lo que cambia a las personas

Es la oración, y no la presión, lo que cambia a las personas

“…NOSOTROS TODOS… SOMOS TRANSFORMADOS… POR LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU DEL SEÑOR” (2 Corintios 3:18)
oracion-a-Dios-2Jesús preguntó: “¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?” (Mateo 7:13). Si esperas más de la gente de lo que te pueden dar, tu relación con ellos se deteriorará en lugar de mejorarse. Las personas tienen que sentirse libres para ser ellas mismas, lo cual no quiere decir que no necesiten o no quieran cambiar. La realidad es que a nadie le gusta que le estén diciendo, aunque sea de modo muy sutil, que tiene que cambiar para ser amado y aceptado. Estamos más dispuestos a modificar nuestro comportamiento con el fin de agradar a aquellos que nos aceptan como somos, con nuestras carencias, que a los que demandan que vivamos según sus cánones. Una cosa es cierta: Dios no va a transformar a quienes tratamos de cambiar nosotros mismos hasta que no decidamos “soltarlos”.
Tenemos que apartarnos del camino de Dios y dejarle que actúe. Aunque pensemos que estamos ocultando nuestra desaprobación, los demás lo perciben. Se puede detectar en tu voz o tu lenguaje corporal. El mejor agente de cambio es la oración, no la presión. Si de verdad amamos a alguien, oraremos por la persona y dejaremos que Dios actúe a Su manera, en Su tiempo y para Su gloria. Muchos de los que nos irritan en realidad están siendo ellos mismos, aunque es posible que su personalidad no encaje con la nuestra. A veces queremos que cambien cuando en realidad somos nosotros los que necesitamos hacerlo. A menudo los cambios que buscamos en otros ya están ahí, y los veríamos si dejáramos de juzgar. Para que la transformación sea duradera, tiene que venir de adentro para afuera. Y sólo el Espíritu de Dios puede producir algo semejante.

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